¿Es el mundo el que nos hace como somos? Volver a Pichon-Rivière, pionero de la psicología social

 A poco de haberse presentado la Obra completa. Tomo V. Del psicoanálisis a la psicología social 1967-1977 de Enrique Pichón-Rivière, el pasado 25 de junio- día de su nacimiento- en la sala Jorge Luis Borges, de la Biblioteca Nacional de la Argentina y a poco de presentarse en el Uruguay en el marco de una actividad de la APPSUY- Asociación de Profesionales Psicosociales del Uruguay el próximo mes de setiembre, desde Groppo compartimos este artículo como para ir haciendo ambiente. 

La aparición de estas Obras pone en su sitio al más importante pensador de la Psicología Social Latinoamericana y da cuenta de lo prolífico que fue su pensar y su hacer.



¿Es el mundo el que nos hace como somos? Volver a Pichon-Rivière, pionero de la psicología social

Por Gabriela Saidón

24 Jul, 2023

Reeditan la Obra Completa de quien buscó cómo lo político, lo económico y el entorno afectan nuestra subjetividad. Sus ideas principales.

Enrique Pichon-Rivière y el libro con el que se empieza a reeditar su obra.

Empezar por el final. Desandar el camino. Esa parece ser la propuesta editorial de la Obra completa. Tomo V. Del psicoanálisis a la psicología social 1967-1977 de Enrique Pichon-Rivière, un referente ineludible en la historia y la práctica de la salud mental en la Argentina. Ir de atrás para adelante, porque el proyecto incluye la publicación de toda su obra, que comienza dos décadas antes, es inmensa, y va a ser reunida en cinco tomos, editados y comentados por Fernando A. Fabris, con la colaboración de Joaquín Pichon-Rivière.

Dulce de leche, colectivo, birome, psicología social. La gran creación de Pichon-Rivière podría enmarcarse en la serie de los “inventos argentinos”. Porque esa disciplina tal como la planteó no existía antes y, en un país (y sobre todo en una ciudad, Buenos Aires) donde el psicoanálisis hegemonizó los saberes y los tratamientos en salud mental (tanto que en la Introducción del libro, Fabris hace una analogía con el mate o el asado), tiene como valor agregado haber podido instalarse con fuerza, contra viento y marea, en instituciones públicas y, sobre todo, en trabajos grupales.

El “grupo operativo” es una de las nociones que devinieron prácticas implementadas por Pichón, como las de “portavoz” o la de “necesidad”, así como una particular mirada sobre el arte y la creación, basadas en la dialéctica marxista y hegeliana, o la idea de “vínculo” y de “ecología humana”, que lo ubican en la vanguardia del pensamiento sobre la subjetividad. Pichón fue, en ese sentido, un visionario.

Su origen es resumido por Fernando A. Fabris en la Biografía que precede a los artículos, donde cuenta la vida y obra del creador de la psicología social. Hijo de Alfonso y Josefine de Riviére, franceses que migraron a la Argentina, Enrique Pichón Riviére nació en Ginebra en 1907, aunque su infancia y adolescencia transcurrieron en Florencia, Chaco santafesino, y en Goya, Corrientes, para arraigarse finalmente en la ciudad de Buenos Aires, donde murió en 1977. Se formó en psiquiatría y en psicoanálisis, disciplina con la que rompió para crear la teoría que llamó “psicología social”, habiendo sido fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).




Un volumen de la obra de Enrique Pichón-Rivière.

Esa ruptura se produjo en la década del 60, luego de una profunda crisis existencial, que derivó en un parate en la producción escrita de Pichón y lo llevó a una gran depresión. Emergió con la propuesta de una ciencia “en construcción”, según la cual el contexto determina la subjetividad. Una teoría que se cocinó a mediados de la década del 50, adelantándose a la gran ola del marxismo en las décadas del 60 y el 70, las consecuentes transformaciones en las juventudes, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire en Brasil y la práctica de desmanicomialización en Italia con Franco Basaglia.

Así, otros psicoanalistas de cuna freudiana se abrieron a pensar en la determinación social, política y económica sobre lo individual, y llevaron esta amalgama a los tratamientos en institucionales públicas y privadas. Con ese espíritu, en 1963, Pichón funda la Escuela Privada de Psicología social, que dirigirá junto con su colega, pareja y continuadora Ana Quiroga, a quien le dedica el libro.

Según aventura Fabris en la Introducción, esta crisis y esta ruptura pudieron influir en el divorcio de su mujer, Arminda Aberastury, una importante referente en el psicoanálisis infantil (de formación freudiana, divulgadora del pensamiento de Melanie Klein en Argentina), y madre de sus hijos Joaquín, Enrique y Marcelo, y que terminó suicidándose en 1972.

El recorrido profesional de Pichón-Rivière es inmenso. Como se lee en la contratapa del libro, fue fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina (1942), del Servicio de Adolescentes del Hospicio de las Mercedes (1947), el Instituto Privado de Asistencia, Docencia e Investigación (1948), el Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES) (1955), la Primera Escuela Privada de Psiquiatría (1959), la Primera Escuela Privada de Psiquiatría social (1963) y la Primera Escuela Privada de Psicología social (1967). Publicó alrededor de ciento cincuenta artículos en el Índex de Neurología y Psiquiatría, la Revista de Psicoanálisis y en el Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, entre otros medios. Gran parte de sus textos fue agrupada en los años sesenta en Del psicoanálisis a la psicología social.

El volumen V recopila cronológicamente textos escritos entre 1967 y 1977, momento de madurez de su trayectoria, muchos de ellos inéditos. Se trata de artículos sobre distintos conceptos e instituciones, homenajes escritos por discípulos y seguidores, conferencias y discusiones, así como una jugosa charla con el psicoanalista Fernando Ulloa, entrevistados por Héctor Grossi, publicada en 1968 en la revista Análisis bajo el título “Buñuel: posturas e imposturas. Debate a propósito de Belle de jour”.

Jacques Lacan. Se encontró con Pichón Rivière. (Sipa/Shutterstock)

Allí Pichón sostiene que el director español es un impostor y le reprocha “que no se define, no se definirá nunca porque no tiene ganas”, pero, admite: “está en su derecho”.

Hay también entrevistas, como una realizada por la revista Primera Plana o “Creación, locura y realidad. Diálogo con Vicente Zito- Lema” (1976), que le permite a Pichón expresarse acerca de los vínculos entre salud mental y creación artística, un tema que le importa particularmente y sobre el cual se explaya en un texto que no figura en esta antología sobre el poeta uruguayo que migró a París, Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont, autor de los Cantos de Maldoror.

La definición de psicología social aparece dispersa en distintos momentos del libro. En el Documento de discusión institucional Del psicoanálisis a la psicología social (1972)”, elaborado junto con Ana Quiroga, se la define como “una ciencia en proceso de construcción”, “un planteo desde nuevas premisas del problema de la vida psíquica”. El punto de partida, dicen, es “la hipótesis de que existe una relación dialéctica entre el sujeto y el mundo”. Porque “El hombre -a través de su praxis- se construye histórica y socialmente en una contradicción no polar con la naturaleza de la que emerge y a la que domina. El hombre es una construcción histórico-social resultante de una praxis”.

Y luego, citando a Gramsci: “El hombre no es un punto de partida, no hay esencia de lo humano; el hombre es un punto de llegada en construcción permanente, diferente en cada momento histórico, en cada formación social concreta. El hombre se construye, entonces, en la relación dialéctica con el mundo, relación cuyo motor es la necesidad”.



Enrique Pichón Rivière. Más allá del individuo.

Pichón opone el concepto de “necesidad” al de “instinto”. Pero para algunos psicoanalistas, habría una confusión en esos términos, ya que la palabra que Freud usa en alemán es “Trieb”, que en una traducción española de López Ballesteros (tres tomos en tapa dura marrón) que circuló durante décadas, se tradujo como “instinto”, hasta que la edición de Amorrortu (los libros verdes, en 25 volúmenes traducidos directamente del alemán) ajustó clavijas y quedó “pulsión”. Cada vez que Pichón critica el “instintivismo” psicoanalítico, estaría equivocando la traducción.

Psicoanálisis y política

Fabris enmarca ese artículo en el momento de ruptura con la APA, hacia fines de la década del 60, cuando otros psicoanalistas también abandonaban la institución para formar desde Roma el grupo Plataforma, y en Argentina, el grupo Documento: “El movimiento renunciante intentaba combinar la práctica psicoanalítica con la práctica política: en otros términos, el psicoanálisis y al revolución”.

En esa línea, en Pichón-Rivière habla de Lacan (1975), entrevistado para Actualidad psicológica, critica el “idealismo lacaniano” que consiste en no tener en cuenta la injerencia de la realidad en las subjetividades. Pero además, allí cuenta su encuentro con el renovador del psicoanálisis francés en París, en la casa que había sido de Lautréamont, donde Lacan lo recibe con un invitado sorpresa: el poeta surrealista Tristan Tzara.

A la crónica se acerca también Ecología, una nueva dimensión de la psicología (1968), síntesis de dos clases que Pichón dictó. En una de esas clases cuenta una experiencia de trabajo de campo en un barrio cerca de San Isidro, donde los habitantes se negaban a tomar agua potable a la que habían accedido por un tendido de cañerías e instalación de depósitos por parte de la municipalidad local. La investigación llevada a cabo por un grupo coordinado por Pichón los condujo al descubrimiento de que un médico y una curandera de la zona eran quienes convencían a los pobladores de no “pasarse” al sistema de agua corriente para conservarlos enfermos y así sostener sus fuentes de ingreso.

Pichón ilustra con esa pequeña crónica su visión ecológica, que tiene en cuenta el entorno geográfico, la naturaleza, los animales, y a su vez la historia de las personas que viven en villas miserias y añoran sus pagos, lo que llama el “suburbio emigrado”. Un ejemplo concreto de aplicación de la ciencia que llamó psicología social. En palabras de Fabris: esa combinación de psicoanálisis y revolución.

Desde dos fotos en la segunda hoja del libro, Pichón nos mira serio y sonriente. Tal vez, él mismo haya percibido con cierto humor el mundo para poder sobrellevarlo.

Quién fue Enrique Pichón Riviere

Nació en Ginebra, Suiza, el 25 de junio de 1907, de padres franceses que eran socialistas y admiradores de la poesía rebelde.

Se trasladó a Argentina con su familia en 1911 y vivió en el Chaco santafesino, donde entró en contacto con la cultura indígena y aprendió el idioma toba.

Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en psiquiatría.

Fue uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) en 1942 y participó activamente en la difusión del psicoanálisis en el país.

Desarrolló la teoría del grupo operativo, que consiste en un método de intervención e investigación sobre los procesos grupales, basado en la concepción dialéctica del sujeto y el vínculo.

Creó la primera escuela privada de psicología social en 1957 y el Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES) en 1958, donde formó a numerosos profesionales y realizó experiencias innovadoras con grupos operativos..

Falleció en Buenos Aires el 16 de julio de 1977, dejando un legado teórico y práctico que ha sido reconocido internacionalmente como una contribución original y valiosa a la psicología social.

 Fuente: https://www.infobae.com/leamos/2023/07/25/es-el-mundo-el-que-nos-hace-como-somos-volver-a-pichon-riviere-pionero-de-la-psicologia-social/

 

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